Friday, June 11, 2004

La pasión en estado puro - Parte I

La primera parte sobre los clásicos latinoamericanos detalla los enfrentamientos en Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil, y Perú

MADRID (EFE).-- El fútbol puede ser definido por algunos como un simple deporte, por otros como un espectáculo más, pero, para muchos, para los que lo viven con intensidad, es, sobre todo, una pasión que alcanza su máxima expresión, su estado puro, en los "clásicos".

Un partido entre "eternos rivales" es uno de esos duelos donde la simple rivalidad entre dos clubes, entre dos aficiones, va más allá y se convierte casi en una cuestión de honor que hace olvidar quién es tu amigo del alma, tu vecino o tu compañero de trabajo para ser, sin más, tu enemigo y, por descontado, la diana de tus burlas en el caso de que sean tus colores los vencedores del enfrentamiento.

Este será el caso del partido que disputarán los argentinos Boca Juniors y River Plate, vecinos y, sin embargo, enemigos irreconciliables que el miércoles protagonizarán el primer acto de las semifinales de la Copa Libertadores, aunque, hablando de estos dos equipos, la trascendencia del duelo va más allá.

URUGUAY: PEÑAROL-NACIONAL
La pasión que despiertan los partidos Boca-River tiene su alma gemela en la otra ribera del Río de La Plata, en Uruguay, con los duelos Peñarol-Nacional, equipos que se reparten casi a medias los títulos de la Liga uruguaya, que comenzó a disputarse allá por 1900.

La popularidad de los dos equipos es tal que reúnen en todo el país el 80 por ciento de las preferencias, mientras el 20 restante anima a los denominados "equipos chicos".

Así, se asegura que cada uruguayo primero es "hincha" de uno de los dos "grandes" y, después, reserva una parte de su corazón futbolístico para alguno de los otros equipos que participan en el Campeonato Uruguayo.

El Peñarol surgió en 1913 de las cenizas del CURCC, siglas del Central Uruguay Railway Cricket Club, primer equipo de fútbol de Uruguay, formado por "los ingleses locos" del ferrocarril, que a finales del siglo XIX trasplantaron ese deporte a Sudamérica a la vez que hacían lo propio con los raíles.

El CURCC se fundó en el pequeño pueblo de Peñarol, en las afueras de Montevideo, donde se instalaron los talleres y estación de la empresa inglesa de ferrocarriles, y su desaparición en 1912, por disposición de los propietarios del ferrocarril, hartos de los problemas que creaba a la empresa las obligaciones deportivas de su equipo, dio pie a la fundación del Peñarol cuando los "criollos" que seguían al equipo decidieron reemplazar en la Liga al disuelto CURCC por otro con el nombre del pueblo que le vio nacer.

El Nacional, a su vez, surgió en 1899 en el ámbito académico y universitario y como reacción "criolla" al equipo de los ingleses, por lo que en su origen estaba impresa la semilla de su rivalidad.

Desde entonces, los dos equipos han dominado con mano de hierro el fútbol uruguayo, con lo que su enfrentamiento por lograr más títulos que el eterno enemigo ha sido una constante en la historia de ambos clubes y aficiones.

La rivalidad entre los dos clubes ha llegado también al ámbito internacional. Ambos pertenecen al exclusivo club de ganadores de tres Copas Intercontinentales junto al español Real Madrid, el Milán italiano y el argentino Boca Juniors.

PARAGUAY: OLIMPIA-CERRO PORTEÑO
En el vecino Paraguay el honor de vivir la pasión de los grandes clásicos recae en el Olimpia y en el Cerro Porteño, que han protagonizado memorables enfrentamientos tanto en la liga como en la Libertadores, especialmente en la década de los 90, una época dorada para ambos con duelos históricos.

Los grandes choques entre Olimpia y Cerro Porteño comenzaron en 1913, noventa años en los que han medido sus fuerzas 241 veces, todas con la intensidad y la pasión de las grandes rivalidades.

De ellas, 85 fueron ganados por el Olimpia, mientras que Cerro se hizo con el triunfo en 83 ocasiones.

De los duelos en Copa Libertadores destacan las ediciones de 1993, 1994, 1995 y 1996, lapso en el que disputaron diez partidos, entre los que sobresale la agónica definición en la tanda de penaltis en cuartos de final de 1993. Cerro, con un ajustado 4-2, logró el pase a semifinales para delirio de sus seguidores y soberano disgusto para los otros.

BOLIVIA: BOLIVAR-THE STRONGEST
Los paceños Bolívar y The Strongest protagonizan los duelos más enconados en Bolivia y son los clubes más laureados del país. Bolívar, conocido como la "Academia", y The Strongest como el "Tigre", se han visto las caras en 134 ocasiones, con 55 triunfos para el primero y 34 para el segundo.

BRASIL: FLAMENGO-FLUMINENSE
En un país de las dimensiones de Brasil y con dos grandes torneos regionales, las rivalidades abundan, pero tal vez la más sonada es la que viven, desde 1912, Flamengo y Fluminense, más conocido como el clásico "Fla-Flu", denominación que inventó el periodista Mário Filho, que hoy da nombre al mítico estadio Maracaná.

Curiosamente el Flamengo nació a la vida futbolera del seno del que luego sería su gran enemigo, el Fluminense, que tras diversos problemas y guerras internas se dividió en dos dando lugar a un hijo "respondón".

Aquel primer duelo, ganado por "papá" Fluminense por 3-2, ya provocó en las gradas del estadio momento de éxtasis para unos, infernales para otros, no pocos desmayos entre las damas que acudieron a presenciar el espectáculo y rivalidad extrema entre los jugadores de uno y otro bando.

La historia se ha repetido desde entonces en todos los choques entre ambos, independientemente de lo que se jugaran en cada momento, pues la pasión por los colores de uno y otro equipo se vive con intensidad en Río de Janeiro.

Los duelos Fla-Flu se vieron movidos durante muchas temporadas por ríos de sangre española y portuguesa. Así, Castilho, el más emblemático portero de la historia del Fluminense, y que se suicidó en 1987, era hijo de Esther, una de tantas inmigrantes que llegaron a Brasil desde España, mientras que Zico llevó al Flamengo el orgullo de ser hijo de José Antunes, un simpático portugués.

PERU: UNIVERSITARIO-ALIANZA LIMA
El 23 de septiembre de 1928 marcó el inicio de otra gran rivalidad futbolística, la que viven el Universitario de Deportes y el Alianza Lima, los dos clubes más populares de Perú.

Aquel primer partido, ganado por el Universitario por 1-0 con gol de Pablo Pacheco, finalizó con una bronca generalizada, por lo que se le recuerda como "clásico de los bastonazos".

El partido, además de árnica para las contusiones, dio lugar al inicio de una diferencia que perdura en el tiempo y a las características de cada equipo: los "universitarios", identificados con la "garra", y los "aliancistas", con el juego habilidoso.