Thursday, August 05, 2004

NOTICIA INTERNET2004-08-05

El reto de Google por mantenerse a la cabeza en el veloz negocio de Internet
Mientras el buscador online más famoso del mundo se prepara para debutar en bolsa, surgen dudas sobre cómo podrá seguir aumentando el número de usuarios y encontrar nuevas líneas de negocio.Durante un breve periodo de tiempo del pasado mes, los visitantes del web de Google vislumbraron cómo puede ser el futuro del buscador. La página tradicionalmente limpia incluía un anuncio de una sola frase. “Gratis”, proclamaba. “Descargue software de Picasa, una empresa que acaba de adquirir Google, y úselo para organizar las fotografías digitales en su ordenador”. La eficacia –y velocidad- de Google debe mucho a su sencilla página inicial. Pero Google, que podría realizar su esperada salida a bolsa el próximo 10 de agosto, según publicaba ayer el diario The Wall Street Journal, necesita expandirse más allá de sus raíces como un buscador de Internet. La promoción de Picasa plantea dos importantes cuestiones para quienes se planteen invertir en el buscador más famoso del mundo. Primera: ¿corre el riesgo de perder las cualidades que han atraído a sus usuarios? Segunda: ¿Podrá Google ofrecer nuevas y apasionantes cosas que hacer en Internet, aumentando su audiencia y el tiempo que ésta pasa utilizando los servicios de la empresa? En definitiva, ¿qué quiere ser Google cuando sea mayor? Misterio Para muchas personas del entorno tecnológico, los planes de Google son un misterio. Algunos señalan que podría querer convertirse en otro Yahoo. Al igual que Google, Yahoo fue fundada por dos estudiantes graduados en la Universidad de Stanford que tuvieron una idea sobre cómo ayudar a la gente a encontrar cosas en la web. Yahoo se convirtió en un portal y actualmente incluye una amplia gama de servicios de información. Otros dicen que Google podría apostar por ser otro eBay, el sitio de subastas online. Todas las firmas de Internet aspiran a contar con una red global de usuarios como la de eBay, porque cuantas más personas utilicen el sitio, más aumenta su valor, y dificulta la entrada de nuevos competidores. O tal vez Google quiera ser el próximo Microsoft. A medida que más funciones del ordenador se trasladan a la red, es posible que los futuros usuarios acudan a las empresas de servicios online para hacer muchas de las cosas que ahora realizan en su ordenador personal. Netscape tuvo una visión similar hace una década. En declaraciones a Financial Times en abril, días antes de que Google registrara su OPV, Sergey Brin, el cofundador de la empresa, afirmaba: “No hay una gran estrategia definida. Nos gusta ser oportunistas”. Por ahora, Google sigue apostando por un solo caballo ganador, si bien es un caballo excepcional. La firma vende anuncios que aparecen al lado de las búsquedas en Internet. Ese negocio, que hace cuatro años ni existía, se ha convertido en una mina de oro, con ingresos anuales de casi 3.000 millones de dólares (2.500 millones de euros) Esta nueva forma de publicidad tiene dos características ventajosas. La primera es la capacidad de presentar anuncios que concuerdan con los intereses particulares de un usuario cuando realiza una búsqueda. Y la segunda es el control que otorga a los anunciantes: se dan de alta en un web automático, pujan por el derecho a que sus anuncios salgan cuando se tecleen ciertas palabras, y solo pagan cuando un potencial cliente hace click en su publicidad. El potencial de este sistema es limitado, aunque una persona cercana a la empresa lo equipara al modo en que las ventas directas de ordenadores personales de Dell transformó ese negocio. Un método similar de venta directa, sin intermediarios, podría transformar la forma en que se comercializa la publicidad. Según este razonamiento, las compañías que dominen esta forma de publicidad interactiva podrían controlar todo el negocio publicitario. Mientras, la publicidad en motores de búsqueda, la fuente actual de la fortuna de Google, parece estar empezando a perder parte de su atractivo. Google ha estado creciendo a un ritmo trimestral de al menos el 30%, equivalente a un incremento interanual superior al 100%. Pero en el segundo trimestre de este año, el aumento se redujo bruscamente, hasta el 7,5%. La compañía atribuyó el descenso a motivos estacionales. Esa no es la clase de datos que se esperan de una empresa en hipercrecimiento. Otro problema es la cambiante naturaleza del negocio. Google tiene que captar nuevos usuarios fuera de su web. Más de la mitad de su tráfico procede de otros sitios que utilizan el buscador de Google. Es una fórmula menos rentable, y con Yahoo, y pronto Microsoft, compitiendo por los mismos internautas, la expansión se hará más difícil. Demanda de Overture Google también se enfrenta a una amenaza potencialmente devastadora: una demanda de Overture, una sociedad que fue adquirida por Yahoo, que reivindica los derechos sobre la idea clave de ligar los resultados de una búsqueda a la publicidad. Perder ese caso obligaría a Google a pagar una licencia a Yahoo, o socavaría su modelo de negocio básico. Y luego están los competidores. El rápido auge de Google se debió en gran parte a una clara superioridad tecnológica que tal vez no vuelva a disfrutar jamás. “Pudieron sacar ventaja a los demás porque nadie estaba observándoles”, dice Jan Pedersen, científico jefe de Yahoo. Las búsquedas parecían un asunto poco trascendente. Al final, Google se parecerá a una empresa de medios tradicional. Tiene una marca y una audiencia. Posee un contenido único y poderoso, la búsqueda en Internet. Cuenta con millones de clientes satisfechos. Y ahora intenta aprovechar esos activos para vender contenido adicional, desde el servicio de correo electrónico Gmail hasta el buscador de tiendas online Froogle. Google podría dedicarse simplemente a añadir nuevos servicios, creando así un conjunto de servicios con su marca que acaparen cada vez más tiempo de uso de los internautas. El problema es que mantener la ventaja competitiva de un producto es difícil. Cuando Google anunció los planes de ofrecer un correo gratis con un gigabyte de capacidad, los rivales respondieron inmediatamente aumentando la capacidad gratuita incluida en sus ofertas. Para retener a los usuarios, Google podría convertirse en una plataforma de Internet, el lugar al que se acude automáticamente para realizar numerosas tareas. Un servicio como Gmail puede contribuir a ese objetivo, pero hace falta bastante más. Las plataformas tienden a compartir ciertas características, dice David Yoffie, profesor de negocios internacionales de la Escuela de Negocios de Harvard. Su valor aumenta exponencialmente de acuerdo con el número de usuarios. También se convierten en la base sobre la que otras empresas de software y servicios construyen sus operaciones. Pero antes de llegar a ese nivel, Google tiene que encontrar las nuevas aplicaciones que permitan adentrarse con solidez en terrenos diferentes a las búsquedas. Los intentos para subirse a la plataforma Para convertirse en una auténtica plataforma de Internet, Google necesita desarrollar servicios útiles que tengan un número creciente de usuarios, lo que reforzaría su valor. Es lo que ocurre, por ejemplo, con Microsoft Office. Cuanta más gente utilice esas aplicaciones, más fácil será compartir documentos y datos. Google ha lanzado Orkut, una versión de prueba de un servicio de redes sociales, que intenta atraer a grupos de amigos y conocidos para que se suscriban y se constituya una audiencia de relaciones personales. Picasa, su software para organizar fotografías, también puede tener un poderoso efecto de interconexión. Los usuarios pueden acceder a una red de intercambio de archivos para enviar las fotos a otros ordenadores sin necesidad de incluirlas como documentos añadidos en un correo electrónico. Google apenas ha avanzado en otra característica de las plataformas: que sirva a los usuarios para gestionar sus propios negocios. Actualmente, hay muy pocos programadores que trabajen sobre la base de los programas que ofrece Google.
Acampada en Santa María del MarEl camping municipal de Castrillón, entre el monte y las playas

José Manuel Soto y su esposa, María Isabel Fernández, se pasan la vida en el camping municipal de Castrillón. Son de Piedras Blancas y llevan en Santa María del Mar casi ocho años. Son un matrimonio tipo. Gema González, la directora del centro, afirma que la edad de los usuarios es mediana. «Cincuenta y más años. En el invierno los niños no llegan al 10 por ciento. Ahora, en verano, la cosa cambia, aunque no demasiado: asciende el porcentaje al 20 o así». Hay dos tipos de clientes en Santa María: los de la guardería de caravanas y los de la temporada alta. Éstos son los que llegan entre el 16 de junio y el 15 de septiembre; aquéllos, todos los demás. María Isabel y José Manuel se incluyen entre los primeros. «Llevamos ocho años, nos gusta este mundo». La condición de campista es una de las más sobresalientes. «Nuestras hijas nos animaron: "Que va no sé quién, venga". Tratamos de disuadirlas, pero al final nos convencieron. Teníamos cierta prevención a eso de dormir bajo una lona, pero al final nos animamos. Compramos una canadiense, luego una tienda mayor y al final nos hicimos con la caravana», explica María Isabel. «Tenemos dos hijas mayores, la pequeña ha cumplido 25 años. Ahora ya no es lo mismo. A una le gusta el camping y a la otra no. Sin embargo, nosotros no podemos pasar sin él», sentencia José Manuel Soto. Gema González Viña lleva en la dirección del camping casi dos años. Dice que se fundó en 1982 y dice también que muchos clientes se conocen «de toda la vida». Casi todos deciden descansar en Santa María del Mar «porque es una forma de desconectar». La ocupación del camping durante la temporada alta es casi del 100%. El resto del año oscila entre el 87% y el 93%. Una de las virtudes más destacadas tanto por los campistas como por la dirección del centro es su ubicación: «Cerca del camping hay seis playas, pasa la senda costera, los caminos reales. Es un lugar privilegiado que se encuentra cerca de todas partes, del mar y del monte, y además es el más barato de Asturias de los de primera categoría». Las categorías están reguladas por ley: la primera obliga a ofrecer bar, supermercado, piscina y otros servicios. «El nuestro no tiene piscina porque dice la ley que si un camping se encuentra cerca de la playa puede prescindir de ella», explica Gema González. En Santa María del Mar también se puede practicar el tenis «y desde hace poco petanca. Hay mucha afición a la petanca y por eso hicimos una pista, para los clientes del camping», concluye. José Manuel Soto y María Isabel Fernández resumen una jornada de acampada. «Yo, como pensionista, me levanto a las diez o a las diez y media», dice Soto. «Desayuno, me ducho, bajamos a la playa de Santa María. Corro un poco». Cuentan ambos que por el camping pasan pescaderos, fruteros, panaderos. «La carne tenemos que venir a comprarla a Piedras Blancas. El supermercado es pequeñín, te soluciona una emergencia, como el bar de Demetrio y Junquera, aquí en Naveces; encuentras de todo», dicen. «Por la noche, con la excusa del café, le damos a la lengua. Tertulias, discusiones... Ahora en verano vamos mucho a las verbenas». Este matrimonio acude a la playa del pueblo -«vamos dando un paseo, que siempre es bueno»-, pero en los alrededores del camping se encuentran otras: Bayas, Requexinos, Munielles, el Puerto y Bahínas. «Muchos jóvenes que llegan durante el verano van a Requexinos. Es una playa nudista y un foco de atracción turística muy importante», comenta Gema González. José Manuel y María Isabel optaron por Santa María «por las niñas» y ambos aseguran que no tienen intención de cambiar de camping.