Thursday, August 05, 2004

Acampada en Santa María del MarEl camping municipal de Castrillón, entre el monte y las playas

José Manuel Soto y su esposa, María Isabel Fernández, se pasan la vida en el camping municipal de Castrillón. Son de Piedras Blancas y llevan en Santa María del Mar casi ocho años. Son un matrimonio tipo. Gema González, la directora del centro, afirma que la edad de los usuarios es mediana. «Cincuenta y más años. En el invierno los niños no llegan al 10 por ciento. Ahora, en verano, la cosa cambia, aunque no demasiado: asciende el porcentaje al 20 o así». Hay dos tipos de clientes en Santa María: los de la guardería de caravanas y los de la temporada alta. Éstos son los que llegan entre el 16 de junio y el 15 de septiembre; aquéllos, todos los demás. María Isabel y José Manuel se incluyen entre los primeros. «Llevamos ocho años, nos gusta este mundo». La condición de campista es una de las más sobresalientes. «Nuestras hijas nos animaron: "Que va no sé quién, venga". Tratamos de disuadirlas, pero al final nos convencieron. Teníamos cierta prevención a eso de dormir bajo una lona, pero al final nos animamos. Compramos una canadiense, luego una tienda mayor y al final nos hicimos con la caravana», explica María Isabel. «Tenemos dos hijas mayores, la pequeña ha cumplido 25 años. Ahora ya no es lo mismo. A una le gusta el camping y a la otra no. Sin embargo, nosotros no podemos pasar sin él», sentencia José Manuel Soto. Gema González Viña lleva en la dirección del camping casi dos años. Dice que se fundó en 1982 y dice también que muchos clientes se conocen «de toda la vida». Casi todos deciden descansar en Santa María del Mar «porque es una forma de desconectar». La ocupación del camping durante la temporada alta es casi del 100%. El resto del año oscila entre el 87% y el 93%. Una de las virtudes más destacadas tanto por los campistas como por la dirección del centro es su ubicación: «Cerca del camping hay seis playas, pasa la senda costera, los caminos reales. Es un lugar privilegiado que se encuentra cerca de todas partes, del mar y del monte, y además es el más barato de Asturias de los de primera categoría». Las categorías están reguladas por ley: la primera obliga a ofrecer bar, supermercado, piscina y otros servicios. «El nuestro no tiene piscina porque dice la ley que si un camping se encuentra cerca de la playa puede prescindir de ella», explica Gema González. En Santa María del Mar también se puede practicar el tenis «y desde hace poco petanca. Hay mucha afición a la petanca y por eso hicimos una pista, para los clientes del camping», concluye. José Manuel Soto y María Isabel Fernández resumen una jornada de acampada. «Yo, como pensionista, me levanto a las diez o a las diez y media», dice Soto. «Desayuno, me ducho, bajamos a la playa de Santa María. Corro un poco». Cuentan ambos que por el camping pasan pescaderos, fruteros, panaderos. «La carne tenemos que venir a comprarla a Piedras Blancas. El supermercado es pequeñín, te soluciona una emergencia, como el bar de Demetrio y Junquera, aquí en Naveces; encuentras de todo», dicen. «Por la noche, con la excusa del café, le damos a la lengua. Tertulias, discusiones... Ahora en verano vamos mucho a las verbenas». Este matrimonio acude a la playa del pueblo -«vamos dando un paseo, que siempre es bueno»-, pero en los alrededores del camping se encuentran otras: Bayas, Requexinos, Munielles, el Puerto y Bahínas. «Muchos jóvenes que llegan durante el verano van a Requexinos. Es una playa nudista y un foco de atracción turística muy importante», comenta Gema González. José Manuel y María Isabel optaron por Santa María «por las niñas» y ambos aseguran que no tienen intención de cambiar de camping.